Comer en Córdoba y no tomarse un fino es prácticamente como no haber venido. El fino es, con diferencia, el vino más consumido de entre los generosos en la tierra de Córdoba. Un caldo emblemático, límpido, brillante y transparente.
De color amarillo dorado, seco, de fragancia singular y un punto amargoso y salino en el paladar. Un vino espectacular para acompañar casi cualquier tipo de plato y especialmente adecuado para el tradicional tapeo cordobés.
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