Si por algo se caracteriza la gastronomía cordobesa es por el salmorejo, los flamenquines, el rabo de toro, la mazamorra… pero de lo que pocas veces se habla es de los líquidos, concretamente de los dos oros líquidos que tenemos en nuestra tierra: los vinos generosos de Montilla-Moriles y el aceite de oliva virgen extra.
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